Blogia
Tata

Un habitación con mosquitos y hormigas.

Un habitación con mosquitos y hormigas. Un mosquito reside en mi habitación. Se ha apoderado de todos los rincones de mi cuarto. hasta de los de mi cuerpo. Lleva aquí unos cuatro días y todavía no me ha clavado sus garras. Creo que me esta haciendo una proposición: no me picará a condición que le deje pasar el invierno en mi calurosa habitación.
"Pues señor o señora mosquito acepto su proposición, pero le aviso: quiero que sus zumbidos sean de menor intensidad, no me gusta el 'szszszsszszz' de sus alas, e interrumpe mi sueño. Vaya, ahora se acerca ¿qué querrá?... ¡Ah! quiere firmar el contraro... aquí tiene, si me permite, firmaré por usted, porque el bolígrafo quintuplica su peso".
Se fué haciendo suaves eses, como quién pasea tranquilo por su hogar.

Cuando acabe el invierno le pediré que avise a sus colegas para que no me piquen durante el verano. Se me pone muy mal la herida cuando me muerden. "Espero que todos los bichos sean como usted de respetables. No aparece. Estará durmiendo entre alguna de mis bufandas. Todavía queda mucho para que pueda ponérmelas, así que no me importa que instale ahí su casa. Cuando empiece a hacer frío fuera, y tengamos que poner la calefacción, le recomendaré una esquina que hay cerca del radiador. Es la zona de la que emana más aire caliente de mi habitación. Está cerca de la pared, que da justo con la calefacción del lavabo.
Allí mismo, en el lavabo, se mudaron una família de hormigas comunes, diminutas y negras. Estaban el padre, la madre y unas cuantas hormiguitas revoltosas. Me acuerdo una vez que al levantar el rimel descubrí a dos hormigas charlando. Casi no se podían ver, porque se camuflaban encima del oscuro y manchado mármol. Como no se percataron que yo estaba allí las observé durante unos minutos. Y cual fue mi sorpresa que delante de mis narices ¡se pusieron a copular: la hembra descansaba sobre el frío mármol y el macho la montaba como si fuese su primera noche de bodas!¡Qué pasión, cuanto amor carnal consumado! ¡Y todo en mi propio lavabo!.
Más tarde me di cuenta que se trataba de los padres de las criaturas, y que en un momento de afán expliratorio de sus hijos, decidieron tener su momento de intimidad debajo del rimel de Bourgoise. Eso si, espero que hubiesen utilizado protección, porque yo no acepto que la camada de hormigas de multiplique. ¿Acabaria yo formando parte de su clan? ¿Me aceptarían como una hormiga más? No, no, eso no. Ya estoy bien como Homo Sapiens Sapiens, no me quiero convertir en un bicho negro y enano. No lo digo con menosprecio, pero es que ya me he acostumbrado a mi piel blanca, mi oscuro pelo y mis azarosas pecas. Así que la próxima vez les recomiendo que vayan a la farmácia que hay en la calle Bonavista, a veces hacen ofertas de preservativos (de todos los tamaños) de 2x1".

"Buenas noches señor/ra mosquito..."
"Szzzzszzszsss..."
"¡¡¡EEEH, A DORMIIIR!!!"
"Szsz......."
"¡¡Sssshhhhhhh!!"
"..."

0 comentarios