El violinista del metro y la muchacha de las monedas.

"Próxima estació: plaça Espanya, correspondència amb línia 1 i RENFE"
La jóven se levanta y al ir hacia la puerta interrumpe (con una mueca en la cara) la melodía del hombre para darle sus merecidas monedas.
Un gesto de complicidad entre dos personas que comparten la misma pasión.
El hombre se libera rápidamente de su mano derecha y acepta las monedas de la jóven violinista. Cuando la chica se aleja, el hombre vuelve a colocar su instrumento sobre el hombro y retoma aquellas perdidad notas que saben a madera gastada. Levanta la vista para fijarse en la cara de la muchacha y repara en su gran funda gris. Mientras el arco fricciona sobre las cuerdas, esgrime una ligera sonrisa que cuesta salir de su cara. Parece que nunca sonría, pero esa complicidad consigue arrancarle un atisbo de felicidad.
Dos personas, un sólo instrumento. Dos formas de vida, una sola pasión compartida. Dos maneras de querer tocar el violín y un sólo placer al hacerlo.
4 comentarios
Tata -
:)
Ogro -
Uns bonita sonrisa de domingo
:)
Tata -
La verdad es que como aspirante a futura escritora, intento fijarme en aquellas cosas comunes pero que nadie les da una mirada más mística.
Un beso
R -